lunes, 15 de julio de 2013

Cuento de Daniela

                                                                 Trampa dramática

Iba conduciendo por la carretera, pensando en los problemas de la oficina. Tenía que entregar un reporte al día siguiente pero ni siquiera lo había  comenzado todavía,a además las cosas que me quedaban pendientes me estresaban demasiado.
 Fue entonces cuando de repente tan solo sentí el freno de golpe del auto, me había hecho inclinarme hacia adelante, pero también al mismo instante logré escuchar un sonido metálico y tosco, como si hubiera golpeado a una persona. Dudando entre si era o, bajé del auto, deseando fuertemente que  fuera un animal, pero al ver aquella escena entré en pánico, había un hombre con no más de 35 años volteado en la carretera, boca abajo con grandes golpes, incluso la sangre parecía luchar por esparcirse, incluso pareciese que me acechaba, tratando de llegar a mí, como si me llevase con el cuerpo. En mi estado de shock no pude hacer más que escapar, tomé el auto y manejé durante horas, cuando me di cuenta, ya era de noche. Estaba  un poco más calmado así que traté de relajarme aún más, quería dejar de pensar en lo que había hecho.
 Cuando miré a mi alrededor, me di cuenta de que no sabía dónde estaba, al parecer era una ciudad bastante desconocida.
Para distenderme un poco de mi culpa, decidí recorrer esa ciudad, sentir que no había pasado nada, tan solo un domingo más  a la noche, tratando de olvidarme del trabajo.
Justo cuando estaba caminado por una calle vi un teatro,  con un  cartel de un drama que no había visto nunca, decidí entrar, púes a decir verdad mi verdadero sueño había sido ser actor pero mi falta de talento no me lo había permitido.
Tratando de verme más calmado entré y me senté en unos de los primeros asientos, aun era temprano para  empezar y ni siquiera se había llenado, creo recordar que era el único espectador hasta ese momento.
De repente se escucharon  unos gritos detrás del telón, sin entender nada, un hombre salió y me mira de pies a cabeza, y luego me preguntó "¿Te gustaría subir al escenario? Ha faltado un actor pequeño pero el director no quiere empezar sino estamos todos los personajes, ¿Nos ayudarías?" En ese momento tan solo pensé en que por fin mi sueño frustrado podría renacer y entonces contesté: "Si no hay problema".
Aquel hombre no había dicho la verdad, tenía el papel del antagonista pero no dije nada pues creía que mi talento por fin florecería.
El telón se abrió y la trama comenzó, no podía ver bien a la audiencia, las luces me daban directamente a los ojos, pero quería creer que había mucha gente, la trama que se daba en el escenario se me hacia interesante, no me costaba darle vida mi personaje pues se parecía a mí, aunque yo carecía de la maldad que caracterizaba a mi personaje, pero luego recordé lo que había hecho esa tarde así que aproveche ese suceso y deje que la maldad me consumiera tan solo para el drama.
Al terminar la obra, me felicitaron los demás actores y me agradecieron por la ayuda, emocionado salí del teatro y para seguir de buen humor.
 Decidí ir a comer a un buen restaurant, camino hacia el restaurant me resbalé e instantáneamente se escucharon unas carcajadas, pensé que no era nada relevante así que me paré y seguí con mi camino, pero nuevamente escuché unos comentarios, comencé a alarmarme, para asegurarme de que se referían a mi me caí al propósito y volví a escuchar carcajadas, entonces miré alrededor y el camino se había convertido en una escena montada de teatro. Pensé que raramente había vuelto al escenario así que tranquilamente me dirigí a la salida pero no la encontraba, desesperado trate de salir pero no podía, por última instancia trate de bajarme del escenario y salir por donde estaba el publico pero cada vez que me cercaba, el público se alejaba, parecía que cada dos pasos que daba, el público se alejaba tres, entonces logre divisar al público y allí estaba yo, un doble exactamente igual a mí, viviendo mi vida.
Entonces fui a baño y me miré, el espejo no reflejaba mi cara, estaba golpeado, se me resbalaba la sangre por todo el cuerpo. Entonces comprendí lo incomprensible…


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