lunes, 15 de julio de 2013

Cuento de Clara

Cada día se hace más real, mi familia insiste en mandarme al psiquiatra, creen que soy víctima de una paranoia o de una esquizofrenia. Hasta yo llegué a considerarlo, pero todos los exámenes psiquiátricos dieron buenos resultados. Hay algo más. No entiendo cómo pueden no sentirlo, es constante y cada vez es más intenso. 
Comenzó como algo normal, el sentirme insegura en la calle, como si hubiera alguien conmigo; “Es normal en los tiempos que corren y con la prensa amarillista”, dijeron. Decidí olvidar ese día y esa sensación y seguir con mi vida. No pude. A cada día el sentimiento de ahogo se iba agravando. las miradas todavía las sentía, estaban presentes ahí mismo, no había nadie, no veía a nadie, pero me miraban. La locura no cesó ahí, con el tiempo ya no eran solo miradas, eran voces, muchas voces, diferentes, de todo tipo de timbre y color. ¿No las escuchás? Hace semanas que me acompañan Voces de niños, murmullos, bostezos, risas. Se ríen de mí, como si fuera el personaje de una comedia televisiva. ¡Ahora ríen! ¡Por favor! ¡Decime que las escuchás! ¡Más fuerte!

¿De dónde vienen esas risas? ¿Qué pasa?! Dicen mi nombre, me llaman, me llaman… por allá… ¡OJOS! Ojos allá en la oscuridad… ¿quiénes son? Esto parece… ¿Un cine? Están en un cine… El cartel...Mi foto… ”Las locuras de Aleida”.

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